Aunque llevo varias semanas sin escribir, las noticias que ocurren en Colombia se encargan de despertarme. Decidí no escribir acerca de cada cosa en la que no esté de acuerdo con el gobierno, ya que se me vendrían muchos meses más de publicaciones negativas. Por eso no escribí nada acerca de la candidatura de Colombia para el mundial del 2014. Tampoco escribí nada acerca de lo ocurrido con las embajadas a Pastrana y Samper (lo que algunos medios llamaron como "una jugada maestra de Uribe", yo lo llamo simplemente bochornoso).Pero quiero escribir de nuevo. El nombramiento de Julio Cesar Turbay Quintero como Contralor General de la Nación debería de abrirle los ojos incluso a los seguidores de Uribe. Una cosa es que el presidente bajo cuerda haga y deshaga con el país lo que quiera. Pero otra cosa es que el país empieze a perder los organismos de control sobre el poder ejecutivo (que hoy en día en el caso colombiano es la rama más poderosa de todas). Ya Uribe tiene una mayoría abrumadora en el Congreso lo cual le permite pasarse a medio país por encima. Pero darle un cheque en blanco es demasiado.
Según la revista Semana, Turbay es "muy cercano al Presidente e hijo de uno de los ex mandatarios que lanzó a Uribe como figura nacional y que más promovió la prórroga de su período. Así, el Turbay que hizo campaña por la reelección presidencial será el mismo que controle al gobierno Uribe."
Otra jugada "maestra" de Uribe. No le doy tanto crédito. Simplemente me da tristeza.
El Espectador aclara que "la Contraloría ejerce un inmenso poder que se traduce en las investigaciones y en los estudios técnicos que realiza en torno de todos los manejos de los dineros públicos. Su misión está alrededor del presupuesto, los contratos y la forma como la administración estatal se expresa a través de las obras e incluso del manejo macroeconómico. Es [La Contraloria] un instrumento de poder que, mal utilizado o utilizado con criterios políticos, puede transformarse en una herramienta de manipulación."
